domingo, 24 de enero de 2010

DÍA 2: La niña del "letonorcista"









Segundo día en Riga… y ya me siento como en casa.

Pensé que quizá no sería necesario elaborar una nueva publicación tan pronto, pero el día ha dado para tanto que no puedo seguir acumulando vivencias de este modo sin reflejarlas.

En primer lugar decir que he pasado frío, mucho frío anoche. Desconozco el concepto que los letones tienen de calefacción, pero desde luego no es el que a mí me enseñaron. Ayer dormí en mi habitación, aproximadamente a una temperatura similar a la que se puede disfrutar en las calles de Gijón: calcetines largos, pantalones y camiseta térmica, pantalón de pijama encima, camiseta larga,bufanda , cuatro mantas y uso intermitente del secador: nada era suficiente… Pero ¡tranquilidad!, esta situación se solucionará el lunes cuando la dueña del hostel vuelva. Por el momento, desde recepción me siguen ofreciendo más mantas, a lo que educadamente respondo: “No gracias, con seis ya tengo suficiente ¬¬”… Conste que no soy el único que pasa frío, los eslovacos duermen con 4 estufas y esta mañana ya negocié la compra ambulante de una de ellas.

Por el contrario, en la calle soporto largas horas de congelación con mi fantástica cazadora de Decathlon … Tan solo siento congeladas las manos; y todo a pesar de los valiosos guantes llegados desde tierras eslovenas. Es inevitable no sentir frío en ellas pasadas varias horas al aire letón (como curiosidad, en estos momentos hay -25ºC; y por mí puede seguir bajando, pues a estas alturas, ¿Quién habría de preocuparse de sentir más frío cuando ya se ha tocado techo?).
Reflexiones varias, hablando en serio… yo me pregunto: ¿para qué sirven las neveras aquí si no es para calentar las manos en ellas? Esa sensación de ir a coger el chope y decir: uhmmm ¡qué gustito!... Desde que estoy aquí, desconozco eso de: “acabo de comprar el zumo en el supermercado, ¡espera un rato que lo pongo a enfriar en la nevera!” Pues digo yo, ¿Qué necesidad hay de tomar el zumo caliente?
Bien, me he dado cuenta de que llevo varios párrafos escritos y aun no he hablado más que del frío. Yo sé que pronto dejará de ser una noticia, la aclimatación está llegando. No me deja de sorprender oír a una inglesa decir que tiene los pies congelados o a un noruego hablando de que este invierno es muy duro… Yo debí mentalizarme en un infierno helado tal, que nada me parece suficiente. ¡Seguid echando hielo en la hoguera, letones, seguid así, quiero llegar a -40 grados y decir que sobreviví!

Cambiando de tema, anoche me dormí escuchando la radio letona... He de decir que esas melodias ruso-letonas retro… ¡son fantásticas!, a partir de ahora soy fan de “Latvijas-Radio” y en el momento en el que aprenda a captar los títulos de las canciones, no tardaré en postearlas.

Los letones, son ante todo, gente muy trabajadora. Eso sí, para el que no lo sepa, el paro aquí es el más alto de toda la Unión Europea, todo ello a pesar de que tan solo un año atrás Letonia contaba con la mayor tasa de productividad (España está en cabeza, pero a la cola… es decir, trabajamos más horas, rindiendo menos. En otras palabras, un letón produce en cuatro horas lo que un español hace en ocho. A dónde va el dinero luego… es harina de otro costal). Señalar que los supermercados están abiertos todos los días de la semana, ¡también los domingos! Y lo más gracioso es que esto no es un capricho letón, pues compañeros del hostel respondieron ante mi sorpresa: “claro, ¿y por qué iban a cerrar un domingo?” Santo cielo… ¿eso no es explotación?... En cualquier caso, la cajera del “super” ya me conoce y me habla en inglés como puede. Esa mujer da algo de miedo… sus movimientos espasmóticos en la silla mientras pasa los productos por la cinta, son cuanto menos, inquietantes. Pobre de mí, creyendo que enfurecería por meter galletas al peso en una bolsa sin etiquetar, comprar un queso de 15.8 Kg y no saber ni decir “hola” en letón.... Pero no, tan solo me cobra con una sonrisa, ofreciéndome una bolsa mayor para transportar mis compras al por mayor: bote con melocotones al almíbar de varios kilos, queso letón que es una cuarta parte de mi peso... Parezco un auténtico obseso de las compras, pues mientras yo lleno mi carro con botes gigantes “super cena” (así se dice oferta en letón), los autóctonos llevan a lo sumo tres productos. Una de dos: O les escasea el dinero o compran como las gallinas: a picotazos.

Hoy, de nuevo me han faltado rayos de luz para poder fotografiar todo lo que me hubiese gustado. Sí, debería madrugar más si no quiero verme relegado a no disfrutar del sol nunca más. No obstante, señalo que no es ningún trauma eso de modificar el concepto de “las cinco de la tarde” por “las cinco de la noche”. Sencillamente anochece una hora antes que en España, eso es todo.

En mi tour por la vieja ciudad de Riga, he conocido sitios fascinantes… Adoro sus callejones estrechos y también los tejados inclinados repletos de nieve incrustada. El casco histórico es como una ciudad de cuento y apuesto la cabeza a que cualquier persona quedaría asombrada entre tanta belleza. Soy fan total y absoluto del parque “Bastejkalns” (por cierto, ayer se me olvidó comentar que vi cómo una pareja de novios plasmaban su reportaje fotográfico en uno de los puentes, tengo foto). No me canso de pasear por “Bastejkalns” ya sea de día o de noche, en cada momento tiene un encanto diferente. En medio, hay un espacio enorme en el que se sitúa el monumento en honor a la liberación letona, algo así como la estatua de la libertad. Es realmente impresionante y emotivo. Fue construido entre los años 1931-1935; años después Letonia volvería a estar sometida bajo el dominio de la URSS y la independencia que ahora conocen como país no llegaría hasta el año 1991. En el parque, hay algunas rocas con flores, banderas inglesas, rusas, letonas y también alemanas (si mal no recuerdo), ¿será en homenaje a los muertos en la Segunda Guerra Mundial? En cualquier caso, es un auténtico lujo poder ver todo esto tan solo deslizando las cortinas de mi habitación. Nunca me he sentido tan privilegiado por vivir donde vivo. No tengo que recorrer ni una manzana para llegar hasta los mejores restaurantes, grandes almacenes o los rincones más pintorescos de Riga. Ahora sé que cinco meses no son nada. ¿Por qué acorté mi estancia de siete a cinco meses?, ¿¿por queeé???

Debo decir que no me he resistido a la tentación de pisar un río helado y caminar unos cuantos metros. Esta misma tarde lo he hecho, y ha sido una experiencia única. También lo ha sido al fin poder realizar un poco de turismo libre, descubriendo nuevos lugares. He llegado hasta uno de los grandes puentes que atraviesa el gran río que baña la ciudad y la parte en dos, tomando instantáneas fantásticas a pesar de la incipiente oscuridad. Un extenso y anchísimo río helado sobre el que alguien escribió, desconozco si en letón o quizá en ruso, pues tenía dimensiones tales que era imposible tener una visión completa desde el puente. Está claro que era un mensaje importante, solo inteligible a vista de pájaro letón-ruso. Aclaración, no caminé sobre el río grande, sino sobre otro más pequeño.

Cuando mis manos (cubiertas con guantes) alcanzaron igualmente un rojo de alerta, debí meterme en una cafetería y así lo hice. Buena suerte la mía que topé con el café de alta gama letón, pues uno con leche por 1,60 euros, no parece especialmente barato. En cualquier caso, todo mi cuerpo lo agradeció. En el restaurante, los camareros muy agradables, hablaban todos en inglés perfecto. Es increíble lo del inglés aquí, todo el mundo, grandes y viejos, gordos y flacos… todos hablan inglés. A todo esto, ¿por qué los policías letones de los centros comerciales tienen 16 años? Dios mío… si hasta uno de ellos tenía mostachote pelocho de los que salen en la adolescencia…

Tras el café, llegó la parte interesante, morbosa. Paseo por el parque… videos varios. A destacar, el padre letón enseñando a su hijo a deslizarse sobre una pendiente helada en mi parque favorito… otros tantos niños letones haciendo lo propio pero sin tutor… y ¡tachán! De nuevo la mendiga rubia de ayer. De nuevo hablar de la mendicidad… Bien, pues van dos mendigos por día, y no falla. Por la mañana, al salir por la puerta del hostel, una ancianita bondadosa y pobre, pidiendo dinero. Me gusta escucharles, saber por qué piden. No hay trabajo, no hay dinero, no tienen para comer… Y no, no son gente alcóholica, vaga, especialmente mal vestida o con una navaja debajo de la manga. Son gente humilde que se han quedado sin trabajo, que no pueden vivir con el sueldo mínimo letón… eso sumado a las injustas retenciones del 34% que el gobierno aplica sin reservas a todos los sueldos del país, ya sean ricos o pobres, gordos o flacos. Bien, pues volviendo al tema de la chica rubia, esa a la que a partir de ahora denominaré la “niña del letonorcista”… ¡me volvió a pillar por banda!. Lo más curioso, estaba grabando un video de mi parque preferido… cuando zás… “blablija, blabija, blijabla” (aquí, todo acaba por “lija”)… “¿Cómo, tu otra vez?” Le dije: “Ayer también me viniste a pedir, ¿recuerdas?” "Sí… pero mis padres blablija, blijablija… mi madre no trabaja… y necesito comer y darle dinero". Esta vez la chica lloraba, lágrima incluida. Le volví a decir que no podía, que me era imposible ayudar a toda la gente que me pedía, que no es poca. La chica, se volvió de nuevo histérica y decidió que iría conmigo hasta que le diera algo. ¿Cómo deshacerme de ella? Tuve que decirle en tono contundente que se fuera: “go out!”, ella subió el tono también y me dijo lo mismo. No daba crédito, ¿qué clase de mendigos sublevados son estos? Me enfadé evidentemente y la situación se tornó tensa. Al estar sobre un camino empinado y con el suelo bastante helado, temí que en cualquier momento tuviera la brillante idea de darme un empujón y hacerme resbalar, pero afortunadamente no se atrevió ante mi mirada asesina mediterránea… Se fue echándome un escupitajo. Creo que la próxima vez que venga un mendigo y me pida de comer, le invitaré a un McDonals y empezaré a abrir oídos para conocer de una vez por todas qué está pasando en este país…

Bien… pues contadas mis últimas cruzadas, me temo que debo poner fin a ésta mi segunda publicación, eso sí, no sin antes agradecer los comentarios de ayer y en recompensa, agregar unas cuantas fotos y el video de la niña del "letonorcista”. Podreis disfrutar de los primeros segundos, cuando la chica se acerca y empieza a contarme su vida. Si alguien necesita traducción, que la pida. Realmente tampoco yo soy capaz de entender todo lo que dice. Sin embargo, no está grabada la parte en la que la situación se volvió tensa: ¡Quien me mandaría apagar la cámara! Sé que no me lo perdonareis y sin duda prometo ser más ávido para la próxima...

En espera de seguir almacenando anécdotas dignas de mención y material jugoso para el blog, se despide atentamente este letón mediterráneo… Disfrutad del video.
Visu labu!

sábado, 23 de enero de 2010

DÍA 1: En busca de la identidad letona





































Hola gente,
Al fin me he animado a comenzar un blog. Se trata de una idea que ya tenía en mente desde mucho tiempo atrás. Razones para no haberme animado antes:
¿Qué clase de publicaciones hacer para mantener una cierta periocidad?
¿a quién puede interesarle lo que yo escriba?

Ya que alguna gente me han sugerido que escriba, sumado a los sentimientos que me empujan a hacerlo, intentaré más o menos, mal que bien, con mayor o menor fortuna, plasmar mis vivencias en la que durante cinco meses será mi ciudad, Riga.

Antes de empezar, debo decir que tengo la escritura oxidada. Me he pasado cuatro años en una facultad en la que todo lo que difiere de lo objetivo, es opaco. En contraposición, todo lo que escriba de aquí en adelante será subjetivo y transparente.

¿Riga, Letonia? Es pronto para juzgar. Riga es una ciudad con encanto, no podría definirla de otro modo. Me estoy moviendo en un radio muy reducido. Esto es porque tengo a mano todo lo que necesito para sentirme cómodo: un gran hostel, restaurantes, centros comerciales, unas buenas vistas, un entorno multicultural y otro estilo de vida.

Esta mañana me he levantado tarde, y he ordenado tantas cosas... que he temido que la noche cayera encima sin poder disfrutar del sol que durante todo el día ha iluminado Riga, haciendo que brillara entre tanta nieve. ¿Qué decir del frío? El frío es bestial. Dicen por ahí que anoche se alcanzaron -30 grados. Ahora mismo estamos a -23. La calefacción del hotel calienta tanto como una cerilla... y entra frío por entre la ventana. ¿Me estoy quejando? Nadie me engañó con este tema, y sinceramente, es muchísimo más llevadero de lo que me esperaba; y todo a pesar de que amanecí sepultado debajo de 4 mantas y tuve que tirar de secador para calentar las partes más nobles del cuerpo. Vale, de acuerdo... además también dormí con ropa térmica y pijama. En Letonia empiezas a sentir partes del cuerpo a las que antes no prestabas atención, por ejemplo: las orejas, los mofletes, el bigote y en general cualquier parte del cuerpo que dejes al descubierto... Yo me he llegado a plantear la posibilidad de que se congelen las lágrimas de los ojos estando mas de 15 minutos en la calle. Sí, hace frío... pero merece la pena muchísimo.

Entrar en las tiendas es genial. Una ola de aire caliente emerge del suelo, te da un subidón que te apetece comprarlo todo. Eso, por no hablar de las rebajas letonas, que son la "repanocha": 60, 70, 77%... Eso sí, ¿qué materiales usan para hacer la ropa? Cazadoras por 100 y pico lats... que pasados a euros por la regla del "one and a half"... queda bastante carito. Claro que si descuentas el 77%, esto es Portugal en sus buenos tiempos.

Cambiando de tema, los letones son personas abiertas a todas las culturas y que aceptan el inglés como otra lengua. Casi todo el mundo habla inglés. Y cuando digo habla, es que saben comunicarse. No se me olvidará la anécdota del parque: Una anciana letona viene hacia mí, hablando en letón. Claro, yo que no sabía qué carajo me contaba, solo podía ver esa rodaja de limón que llevaba entre sus dientes pochos. Le dije que no hablaba letón, e inmediatamente me responde "ok, in english...blablabla". ¿Que qué? Una mendiga, anciana, letona... ¡me está pidiendo dinero en inglés! Dios mío de mi vida... ¿qué han hecho a esta sociedad? ¡Tan cultos y tan pobres!

Volviendo al tema de Letonia como sociedad multicultural... la realidad se observa en la televisión, en las revistas, en las tiendas (libros en letón y en inglés, comercios con menús traducidos...). Me hizo mucha gracia que entre las guías de viaje hubiera tantas ciudades españolas. Además, con España escrito como la RAE manda, sin adaptaciones. Lo español es bastante sonado fuera de nuestras fronteras, y sinceramente, deberíamos reflexionar dos veces qué estamos haciendo con nuestra educación, cuando el resto de Europa conoce todo de nosotros, y nosotros no conocemos nada de Europa.

Dicho esto... curiosa también la influencia española en el supermercado. Pasta Gallo a 0.79 lats, ¿será caro? Yo es que no me entero muy bien de si las cosas están caras o no, tengo que hacer una consulta urgente con mi madre para saberlo. También hay muchas naranjas, que las venden como la quintaesencia, y vienen de "Spanija"... Claro que yo ya me estoy tirando más por lo que figura como producido en Latvija... más que nada porque es tres veces más barato, y me vuelve loco seguir cambiando billetes letones para que me den mil monedas raras, de esas que no tienen orden ni sentido (o eso digo yo).

Volviendo al tema de la mendicidad... hoy ya si que noté que esto es un país en crisis. A la entrada de un restaurante, vino una chica haciendo que lloraba... porque uno que es español, sabe como nadie lo que es fingir, gracias a nuestra televisión rica en telebasura y farándula variada. La chica decía que se estaba congelando de frío fuera en la calle, y que necesitaba coger un tren hacia no se donde. Me preguntó en inglés directamente... (aquí no cuela que sea letón). Me dió penita la chica, le pregunté que cuánto necesitaba: 4 lats, me dice ! Conversor de español en apuros a letón... pues bien, 4 lats, uséase 4 + 4 x 0'5 = 6 euros!. Uhmmm... extraño, el país es pequeño, esta niña quiere salir del país lo menos... Le dije que lo sentía, que no (ante todo, letón)... La chica se puso histérica y me pegó un castañazo con su mano, descargando toda su furia en mi abrigo michelín. WOOOW!! La pena es que se fue rápido, sino le habría propuesto guerra de bolas de nieve, así a parte de entretenido, sería más jugoso para el blog. Buscando, buscando la noticia... Bueno, no debería tomármelo tan a cachondeo, realmente el problema de la pobreza aquí debe ser más que notable, con esas políticas letonas capitalistas que dejan a los más necesitados al cobijo de las calles heladas...


En los restaurantes, la gente me mira, supongo que soy un ave exótica. La gente aquí está cortada por un mismo patrón en general, distinguiría un letón fácilmente entre el resto. Existen letonas punkies, teñidas de negro con mechas rojas... Es lo más distinto que he visto de las delgadas, altas y rubias chicas letonas. Ellos son como los españoles, incluso chaparretos. En Letonia se dice que existe la igualdad de sexos. Quizá sea por esa mala hostia que se gastan... o porque las mujeres son cigüeñas. Además, en todos los sitios hay dependientas... las hay de dos tipos: las que te tratan mal porque no hablas inglés perfecto como ellas, o las que dicen: oohhh ¡un "no-letón"!, ¿quieres que te ayude a contar los lats, spanijo?

Cambiando de tercio, hablaré de socialización, pues no está bien esto de hablar solo de y con dependientas. Cada vez que lo hago me sale un gallo, una afonía, o una voz de camionero mañanero... Se ve que no he abierto boca durante el día mas que para comer y cepillarme los dientes. Es por eso que a última hora me he decidido a ir de compras y llevar todos los alimentos a la cocina comunitaria. Dicho y hecho, en seguida he conocido a unos cuantos estudiantes, eso sí, todos de países bien exóticos: Georgia, Uzbekistán... Son esas personas que nosotros vemos como seres inferiores, desconocidos, subdesarrollados... esos mismos que saben del mundo 80 veces más que nosotros... Desconocemos qué idioma hablan (si es que lo tienen), su cultura... Sin embargo ellos conocen sus culturas entre sí y también la nuestra, se interesan y aprenden muy rápido.

Especialmente, he estado hablando con una chica eslovaca, una georgiana y un chico de Uzbequistán. Éste, tenía en sus manos un libro, en la portada, dibujado el Quijote. Pues sí, era un librito con traducciones de ruso a español. Muy curioso, porque sin darles mayores indicaciones, lo pronuncian casi a la perfección e incluso se atreven a decir que es sencillo.

También descubres, que la comida en Riga (al menos hasta el momento) es tan rica como lo puede ser la mediterranea y que aquí son tan fiesteros como en España, prolongando las escapadas nocturnas hasta las 7 de la madrugada. Por el momento, con tanto movimiento, me siento algo cansado, pero no descarto probar hoy la noche en Riga en un entorno tan variopinto. Por cierto, a riesgo de resultar una lacra para la mejora de mi inglés: en esta residencia vive otro español.

Y bien... pues veremos como se tercia lo poco que queda de día, o mas bien noche. De momento me sigo sintiendo como "el recién llegado", y así es... Espero mañana poder hacer algo mas de turismo y postearlo.
Saludos a tod@/s, si es que alguien me lee. Espero no resultar aburrido o demasiado extenso.
Espero vuestros comentarios.

Visu labu!


FDO. El letón.